La clasificación de los juguetes se puede hacer de muchas formas, dependiendo de los criterios que tengamos en cuenta. A continuación se presentan según Glanzer que los clasifica dependiendo de las áreas de la personalidad:
De perceptividad: producen sonidos y movimientos.
De psicomotricidad: desarrollan la motricidad. Son de tres clases: de arrastre, los que contribuyen a la habilidad manual, los que afectan a la actividad física de todo el cuerpo (pelotas, globos).
De afectividad: en ellos se deposita la emotividad (ositos).
Dramáticos: permiten al pequeño canalizar sus fantasías en forma de juego simbólico, dramatización y títeres. Se distinguen, a su vez:
– Los que reproducen la acción del adulto (cocina, coches, teléfonos)
– Los que ayudan a identificar personajes (sombreros)
– Los que estimulan la fantasía a través de muñeco (títeres)
De creatividad: permiten crear entes reales o imaginarios.
Intelectuales: ofrecen la posibilidad de resolver problemas, sea por asociaciones espaciales o lógicas. (Dominós, loterías, ajedrez)
Sociales: son juegos colectivos, con reglamentos, por lo que hacen que se desarrollen conductas sociales.
Otra clasificación sería el Sistema ESAR, éste fue creado por una ludotecaria canadiense en 1982 (Dense Garon) que consiste en un sistema de clasificación de los juguetes en varias categorías:
De ejercicio (sensoriales, psicomotrices y manipulativos)
Simbólicos (de hacer como si, de roles, y de representación)
De ensamblaje (construcción, montaje de poleas…)
De reglas (habilidad, estrategias, azar)
Lingüístico y afectivo.