La pubertad, es el momento de los descubrimientos de los complejos físicos. Casi no existe ningún adolescente que se libre de ellos. Unos se sienten fatal porque son bajitos, otros porque son excesivamente altos, otros porque se ven delgados o por lo contrario, porque están gordos o porque tienen granitos o porque se creen que tienen la nariz, el trasero o los pechos muy grandes. Casi cualquier excusa, es buena para sentirse mal o diferente.Pero si vivimos en el centro del país, nos cuesta poco acercarnos a psicologos madrid para que quiten esas manías de encima.
Son los primeros años de la adolescencia, los más proclives a la aparición de esas inseguridades y es lógico. En ese momento evidentemente el cuerpo de chicas y chicos está padeciendo cambios importantes. Los varones se hacen más musculosos y las chicas acumulan grasita. A la mayor parte de los adolescentes les salen granitos y además les crece la nariz o las orejas. Sus cuerpos están viajando, de la infancia a ser adultos y es un proceso en el que se originan algunos “desajustes estéticos”, como una nariz madura en un rostro de niño.
Inseguridad emocional
A esos cambios físicos se unen grandes cambios emocionales. Deberemos acudir a especialistas, para liberarnos de esos miedos, en http://www.red-psi.org/psicologos/madrid.php nos guiarán por muy buen camino.
Ellos al igual que ellas, están pasando por el proceso psicológico que les guiará a su madurez. Y unido a los grandes cambios hormonales suele crear sus continuos estados de humor, su rebeldía y su inseguridad.
Cuando se aunan los dos aspectos, los cambios físicos a la inseguridad emocional, provoca el caldo de cultivo ideal para la aparición de complejos.