Nos encontramos en el siglo XX, donde la Psicología Conductista en norteamerica       (influida por Darwin y la teoría evolutiva) y la Psicología rusa concuerdan en su planificación experimental y epistemológicos positivistas para incluir a la disciplina en las ciencias naturales. La ayuda de un fisiólogo como Pavlov, quien descubrió el reflejo condicionado casualmente, cuando estudiaba los jugos gástricos animales, es innegable. Sabiendo de los avances de un siglo antes, se niega ahora la posibilidad de estudiar, aquello que no se pudiera observar y medir, cambiando como objeto del estudio, la mente por la conducta. La introspección, como técnica para analizar los procesos mentales estaba en crisis, llevando a la Psicología Experimental a calles sin salida.

A mediados del siglo, y debido mayor parte a la aparición de los ordenadores y la computación, surge la Ciencia Cognitiva, fruto de la convergencia multidisciplinar entre psicólogos, matemáticos, expertos de computación, ingenieros, neurofisiólogos, filósofos mentales y lingüistas. Es entonces, y basado en lo conocido del cómputo, la Psicología Cognitiva rehace el estudio de los procesos de la mente, pero heredando del Conductismo sus formas experimentales y la idea de que nada más se puede hacer ciencia, partiendo de lo empírico y objetivo.

Ahora la Psicología Cognitiva, junto con las Neurociencias, deja intuir un futuro cercano, donde los avances en el conocimiento de la mente y del cerebro serán sensacionales.

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