Ampliar su línea de productos?  Dejar las cosas como están? Contratar un director profesional?  Bajar los costos fijos? Éstos son algunos de los dilemas, a los que los emprendedores no dejan de dar vueltas, a medida que intentan conseguir que sus recientes empresas despeguen. Lo que ocurre es que en una compañía joven, todas las tomas de decisión pueden ser discutibles.

En base a la observación de centenares de empresas, de última creación y futuro un tanto aleatorio, tras varios años, se ha desarrollado una secuencia de dudas y problemas a que se enfrentan:

*¿Cuáles son mis metas?

*¿Continúo la estrategia adecuada?

*¿Puedo materializar la estrategia?

Anteriormente a que los emprendedores puedan determinar sus metas para la empresa, deberán organizar sus metas personales. Pueden querer, digamos, llegar a tener un determinado nivel de vida, experimentar con modernas tecnologías, o crear una institución que les pueda sobrevivir.

Sólo cuando los emprendedores, tengan decidido lo que quieren de sus empresas, podrán definir qué clase de negocio han de crear, lo que están dispuestos ha arriesgar, y si tienen una estrategia bien pensada.

Pero las grandes estrategias, no nos garantizarán las grandes actuaciones. Una empresa de riesgo, puede ir al fracaso si sus fundadores no poseen el mejor personal, no captan el capital necesario a un bajo costo, invierten en infraestructura de organización, y crean una cultura que concuerde con la estrategia de la empresa de riesgo.

Los fundadores, también pueden considerar la evolución de su desempeño personal. Los emprendedores, no tienen que crear empresas autosuficientes, simplemente dejando que ocurra lo que tenga que ocurrir. Conforme esbozan el futuro, los emprendedores deben gestionar, como si la compañía se encontrara a punto de hundirse. Deben acoger nuevas aptitudes continuamente y también de forma continuada, se deben preguntar dónde quieren ir y cómo llegarán allí.

Fuente: Mibel Accountingsemprendedores