El origen del miedo lo encuentramos en el sistema límbico, donde se alojan las emociones. Se debe a un mecanismo hormonal, que se desencadena en la amígdala central, en que interviene un conjunto de neuropéptidos, entre ellos la vasopresina, el cortisol y la adrenalina… produciendo una reacción anestésica, que avisa al sujeto para el peligro.
La forma de reaccionar, según los psicologos es prácticamente igual para hombres y animales, tiene distinto desenlace para unos y otros. Mientras que en estos últimos, se va una vez que el estímulo ya no está presente, en los humanos esa reacción puede fijarse, originándose en un estado emocional. Se somete de esta forma al cuerpo, a un estrés continuo, que impedirá o dificultará el gobierno desde el orden racional y que a largo plazo afectaría a la salud. Antes de que esto ocurra, debemos acudir a una ayuda, visitando a los especialistas como http://psicologosmadrid.info que nos ayudarán a quitarnos esos miedos.
La fijación de ese miedo, se manifiesta porque más allá del cuerpo, que tiene su lógica, existen programaciones en la mente e ideas que siguen alimentando una mecánica que ya no es útil.
Liberarse del miedo
Asimilar la noción del sentido de la trascendencia humana, más allá del cuerpo, es una respuesta para vencer la cantidad de temores que pueden alcanzar a agobiar a una persona. Aproximarnos al concepto, de que no estamos separados del Todo, sino que formamos parte de él, nos deja entender la limitación del cuerpo, pero la eternidad espiritual. Como ésta es una tarea mayor, hay algunas acciones que nos pueden ayudar a liberarnos de la carga y los nocivos efectos que provoca el miedo continuado.