La pareja es compartir. Se comparte no sólo lo material, el espacio físico, las alegrías o las enfermedades, además y sobre todo las emociones, aquello que nos alegra, entristece, hace que nos vibre el corazón, o simplemente sentimos inquietud. ¿Puede una persona de 60 años compartir con su pareja de 30 la experiencia del envejecimiento, de las limitaciones físicas que la edad origina? ¿De qué manera podrá compartir lo que siente hacia sus nietos, (si anteriormente tuvo otra pareja de la que nacieron hijos), con alguien que seguramente no ha sido madre? Estas y muchas otras preguntas, nos dejan muchas dudas sobre como comportarnos, pero puedes visitar a experetos en la materia, como http://psicologosmadrid.info/terapia-de-pareja/ donde tienen contestación a esas dudas, por sus experiencias.

 A su vez ¿cómo hará el miembro más jovencito de la pareja, para compartir su gran fuerza de creatividad y emprendedora? ¿O además las diferiencias con sus padres, cuando su pareja se posiciona mejor en el sitio de ellos que en el hijo / a como su pareja?

¿Cómo compartir el ilusionarse por un futuro mejor, cuando uno tiene casi toda la vida por descubrir, mientras que el otro la tiene casi toda recorrida?

Estos son sencillamente, algunos de los variados ejemplos en los que es difícultoso compartir la vida, con quien tiene muy distinta edad.