Sinterklaas, como se llama en Holanda, no se contenta con traer un regalo. Además ha plasmado un poema, en el gran libro que lleva con él, recuerda como se ha portado este año el que recibirá su regalo. Y para procurar que sea aún más personal, Sinterklaas no lo ha empaquetado con papel de regalo, sino que lo ha metido en el interior de una sorpresa, llamada “surprise” cuyo fin es hacer lo más difícil que pueda ser, para que el destinatario del regalo pueda abrirlo. La “surprise” también, se refiere al contenido del regalo en sí o a alguna cosa que caracterice a la persona que lo recibe. Visitar regalazoo.com

La laboriosidad protestante se refleja en esta fiesta, aunque no todos los que la celebran sean precisamente creyentes. Aquí no hay lugar para improvisaciones católicas. No está bien mirado, que uno se descuelgue de la situación gastando bastante dinero en un regalo, tal como solemos hacer en el Sur de Europa. La cifra podrá variar entre los10 y los 50 euros. Entonces, lo que tiene valor es el interés que ha puesto el que regala, no tanto en el valor del regalo en sí.

El resultante es que esta fiesta, sea una fuente de placer y unión familiar. En las listas de factores que provocan más tensión en los holandeses se cuenta la festividad de Sinterklaas con sus poemas y sus empaquetados.
La vida moderna, con su combinación de familia y trabajo, no tiene demasiado lugar para una fiesta que exige tiempo y esfuerzo personal.