Puede que ocurra, que uno exactamente, no sienta el miedo porque no experimente situaciones, en las que existe una desproporción entre la amenaza y los recursos. Pero pudiera pasar, que si por notar miedo uno es rechazado, descalificado, tratado de cobarde, etc…, entonces poco a poco vayadurmiendo la percepción de su miedo. Ya no lo registra y con frecuencia desemboca en el: ‘¡No tengo miedo!’. Al no percibir esa señal, arremete contra el desafío que tiene frente a el, sin reconocer qué recursos son precisos para hacerlo. Quien así procede, es quien mejor conoce el resultado: acabar aplastado por los desafíos, con más heridas que logros.
El reconocer que uno cuenta con los recursos forma parte de los recursos necesarios.
‘El miedo no es tonto’. Está calculando la desproporción entre la fuerza de la amenaza y los recursos que tenemos.
Entonces es cuando hemos llegado a la conclusión, de pedir ayuda a los psicologos.
Cuando se ingresa más hondo en él, se comprueba sin equívoco que el aspecto miedoso no quiere vivir con miedo. Lo que más desea es que se le ayude a desarrollar sus capacidades potenciales, y cuánto más lo logra y más puede, más expande los desafíos deseados.
Si lo escuchamos, tomaremos en cuenta el estado en que se está y de qué manera podremos apoyarlo a equilibrar la relación recursos-amenaza, transformaremos un lastre de desahucio en un colaborador activo y vital. Nos integramos, nos unificamos.
Fuente: en-positivo