No saben lo terrible que es que el coche se rompa en un momento muy inoportuno. Imaginen lo que es que lo haga justo cuando están llevando a su hijo mayor al aeropuerto porque se va a una entrevista de trabajo muy importante en otra ciudad. Todos en casa estábamos ilusionados con dicha entrevista, porque se trata de una de las empresas punteras en el campo que mi hijo, alumno de matrícula, ha estudiado. Y claro, que el coche haya decidido romperse justo entonces, es no ya mala suerte, sino algo peor. Eso es que alguien nos odia y nos ha echado alguna maldición.
No sé cómo, pero conseguimos que cogiera el avión: llamamos a un taxi y estuvo en el “lugar del crimen” más pronto que tarde. Él se fue y no hubo que lamentar nada, pero me hubiese gustado mucho despedirlo como Dios manda y desearle suerte en unas condiciones mejores, unas que presagiaran su victoria. En fin, al menos, había cumplido mi misión; y la cuestión ahora era pensar cómo volvería a casa, dado que la grúa se iba a llevar el coche. Bueno, pues pedí yo otro taxi, porque los señores de la grúa me dijeron que en una empresa de coches de alquiler en aeropuerto de Menorca, es decir, en una tienda de alquiler de coches de Menorca que hay en el aeropuerto, me podrían ayudar.
Me ayudaron, porque me permitieron alquilar un coche durante una semana y me hicieron descuento, dado que les expuse mi situación. Me trataron de maravilla, vamos. Porque si hubiera cogido un taxi, pero desde el lugar del accidente hasta mi casa, me habría salido muy caro y, encima, al llegar no tendría ningún coche. Con los coches de alquiler en Menorca me he gastado dinero, sí, pero menos de lo que me hubiese gastado en transporte público en una semana.