El fuselaje suele llegar partido en dos. Lo dificultoso no es aunar las mitades, que realmente se pegan como cualquier otra pieza, sino eliminar la línea de unión en las formas suaves y aerodinámicas sin deteriorarlas. Anteriormente a su pegado se hace el montaje en seco, con la cabina y el motor bien acoplados en su posición, y las mitades del fuselaje sujetas con gomas elásticas o con cinta adhesiva.
Después de hacer los ajustes precisos ya podemos pegar. Unimos las piezas que componen el fuselaje de los aviones con gomas o cinta adhesiva. Distribuimos unas gotas de pegamento, a lo largo de la junta. El pegamento entra en la junta por sí solo y se expande a lo largo de ella. Se aprietan las dos piezas, una contra otra para que junten bien. Al apretar saldrá un poco de plástico disuelto que no debemos tocar hasta que este completamente seco.
Cuando este seco el pegamento, las dos piezas se habrán fusionado y lo que queda de la unión es una rebaba que lijaremos con cuidado, serán lijas gradualmente más finas, hasta que desaparezca. Debemos tener mucho cuidado de lijar sólo la junta y no las zonas cercanas. Si al lijar se estropeara algo, como líneas de panel o remaches, se soluciona con una herramienta puntiaguda.
Las juntas mal ajustadas se rellenarán con masilla.
Primero colocaremos cinta de enmascarar en los laterales de la junta para proteger la superficie. En los bordes debe quedar algo de plástico sin cubrir para que se agarre la masilla. Llenamos la rendija de masilla, dejándola que salga un poco y tape los bordes. Debe sobresalir, porque al secarse se contrae. Retiramos la cinta de enmascarar antes de que se seque la masilla. Cuando esté seca la lijaremos hasta enrasaría con el plástico. Reconstruiremos los detalles de la superficie con una herramienta puntiaguda.