Nuestra sociedad está en un proceso de cambio, y el estereotipo sexual de los juguetes representan a la sociedad de décadas pasadas, la de la familia patriarcal, pero no la de ahora, ya que hoy es muy raro que la mujer esté en su casa y no tenga una ocupación profesional, al igual que es muy frecuente ver a los hombres cambiar pañales o dar de comer a su hijo.
Entonces por qué hay adultos, que se empeñan en continuar educando a su hijo, bajo el mandato tradicional del rol de la mujer y el hombre. Muchas veces ésta educación se hace de forma automática, siguiendo los mandatos culturales.
Es importante reflexionar y fomentar en los niños/as una educación no sexista, ofrecerles a través de los juguetes, las mismas posibilidades de desarrollarse plenamente como seres íntegros e independientes, capaces de insertarse en la sociedad como personas competentes.
No se trata de imponer un juguete o de prohibirlo, lo importante es ofrecerles nuevos patrones y modelos de relación entre géneros, ya que el problema radica en considerar espontáneo o innato a algo que es aprendido.
En los juegos de dramatización (casita, maestra, doctor, etc), los niños asumen lo que observan de los adultos, es así como asumen los roles vividos en sus casas; en el colegio, en la calle y los reproducen fielmente. La idea no es que el niño juegue con muñecas y la niña con autos, para superar el estereotipo tradicional, sino que se trata de que los niños/as usen indistintamente estos juguetes y que el docente o el adulto les haga ver las distintas posibilidades de interactuar con ellos.
Para los bebés hasta un año, se recomienda aquellos que estimulen los sentidos, con colores, texturas y sonidos diferentes.
Para niños y niñas de uno a dos años, los que permitan tirar, meter, sacar, apilar y experimentar con elementos naturales, como el agua y la tierra; así como los que estimulen la imitación de acciones simples como animales, títeres, teléfonos y coches; además de aquellos que les permitan desplazarse en el espacio.
Entre los dos y los seis años, que se les faciliten juguetes como los triciclos y las pelotas, así como algunos que sirvan para desarrollar su habilidad manual y para imitar escenas familiares y profesionales como muñecos y herramientas para la carpintería, entre otros.