No se me había ocurrido jamás adquirir cosas de segunda mano, aunque hace algún tiempo si que visité varias tiendas, donde tropecé con algunas piezas muy interesantes sin ser asidua compradora, pero desde que estuve por Europa mi mentalidad cambió por completo.
Me chiflan los mercadillos de todo tipo y allí existe mucho lo de segunda mano, en donde particulares cogen un puesto y venden todo lo que les molesta en casa, cualquier cosa; cuadros, bicicletas, ropa, libros, cubiertos, sillas…de todo.
Los tenemos cada semana, más pequeñitos, y también existen mensuales, en lugares más grandes, donde vemos cientos de puestos que podemos visitar, con precios estupendos, porque su concepto es que si cuesta menos del 80- 60% de su precio original vale la pena.
Cierta vez, encontré una silla de coche en muy buen estado, por 7 euros, mi mentalidad cambió completamente porque entonces me di cuenta de la cantidad de objetos, sobre todo para niños, que adquirimos nuevas y luego almacenamos casi nuevas en el trastero, hasta que años más tarde las tiramos.
Para nuestra mentalidad, podemos consentir que haya quien nos lo preste o regale, pero comprarlo de segunda mano es algo que nos da algo de vergüenza, desconfianza, y pienso que, sin renunciar a seguridad y a nuestras preferencias, podemos contribuir a estas transacciones ofreciendo lo que ya no necesitamos, comprando lo que nos hace falta en ese momento.
No tan solo ahorraremos, sino que enseñaremos a nuestros hijos a cuidar las cosas y darles más utilidades, contribuiremos a producir menos residuos, a la protección de algunas fuentes naturales de materias primas, a la disminución de emisiones por las producciones y a un mundo menos consumista.
Muchas personas que venden algo de segunda mano, pretenden conseguir el 80% del valor sólo porque está casi nuevo, no piensan que ya lo han amortizado, le han conseguido la utilidad que querían y lo más lógico es venderlo por un precio menor del 60-50%, en función del valor total; hemos encontrado personas que su pretensión es vender por 50 euros, algo que vale 70 nuevo.
En estas compras existe el regateo, si no estamos conformes lo mejor es anunciarlo como precio cerrado o no negociable, si es que, el que nos negocien supone que nos molestemos, como también me ha pasado.
Es de importancia, que las fotos sean buenas y reflejen el estado realmente del artículo; hacer a alguien desplazarse para descubrir que su estado no es el que se ofrece, tan solo nos sacará los colores.
Me agrada ver como proliferan, gracias a la crisis, los negocios de segunda mano bien sean tiendas físicas o modernas online, animaros a visitarlas, a cambiar vuestra forma de pensar y a planificar ante vuestra próxima adquisición la posibilidad de que sea, porque no, algo usado.
Fuente: vaciatucasa