Algunas de las problemáticas, que pueden surgir en sus meses iniciales, son los cólicos del lactante, que se originan por una cierta inmadurez del aparato digestivo. Si aparecen, se inician a las dos semanas de vida, y pueden alargarse hasta los cuatro meses. Surgen gases y espasmos intestinales, que crean bastante malestar e inquietud en el bebé. Suelen producirse con más frecuencia, a última hora de la tarde. 

En estos momentos, el llanto sin consuelo llega a hacer flaquear la calma de los padres, que no encuentran qué hacer para tranquilizar al pequeño. Estar junto a él, el contacto físico, todo para que note seguridad y apoyo, es fundamental, así como intentar estar serenos. Le podremos dar calor en la tripita con la mano, dando suaves movimientos en sentido de las agujas del reloj, para provocar la relajación del intestino. También podremos tocarle los piececitos, aplicando la reflexología para paliar su irritabilidad y los espasmos que está padeciendo.

Existen momentos en que la reflexología es también muy útil, es ante el estreñimiento, porque posee un método muy efectivo para ayudar a regularte el organismo en general, y al aparato digestivo en particular.
Podremos tonificar los intestinos y facilitar que mejoren su desempeño.

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