Hace mucho tiempo, hice unas copias de cd en las que guardé los episodios de mi serie de dibujos animados favorita de todos los tiempos. La cosa es que la pusieron en la tele hace eones, y yo, por aquel entonces, le pedía a mi madre que grabase los episodios en VHS, para tenerlos. Ya de adolescente, quise pasar esos episodios grabados a CD; me costó lo mío, pero lo hice y los guardé. Ahora viene la tragedia: eso fue hace diez años. Ahora, una nostalgia intensa me está pidiendo que vuelva a ver esa serie, pero no encuentro los cds y no recuerdo qué hice con ellos. A lo mejor mi madre los tiró sin consultarme, a veces lo hace; pero pensar en esa posibilidad me hace hiperventilar.
Ya, ya, me la podría descargar de nuevo, pues nunca ha sido editada en video o DVD y la única forma de verla es adquiriendo los episodios que emitieron en televisión. Pero ha sido ahora cuando he caído en la cuenta de lo poco conocida que es esa serie en realidad, porque no la encuentro por ningún lado. En versión original sí, pero es que yo quiero verla en español; y nada, no hay manera. No tienen ni idea de la frustración que siento ahora mismo. Es decir, podría volver a verla porque se supone que la tengo grabada, que invertí mi tiempo en ello. Sin embargo, es como si la tierra se hubiera tragado tanto los cds como los VHS.
No pierdo la esperanza, así que, en la posibilidad de que la memoria me esté jugando una mala pasada, estoy mirando en todas las copias de dvd que tengo. Es decir, yo recuerdo que grabé la serie en cds, y no en dvds, pero vaya usted a saber. Si la encuentro, mi grito de alegría se oirá hasta en la Patagonia.